martes, 13 de diciembre de 2011

Progreso y la ceguera consiguiente.


No deja de sorprenderme la actitud de desprecio que mucha gente asume ante el libro de formato digital. Gente que en otra época abrazaba el cambio de VHS a DVD, del CD al MP3, o incluso del teléfono fijo al móvil, ensalzando las virtudes de la nueva tecnología, se muestran reacios o niegan rotundamente el avance que esto supone para el lector habitual.

Uno dirá: “La sensación de tener el libro en papel no podrá sustituirla un aparato digital.” Hable usted con el lobby de fanáticos del vinilo, que seguro que lo entienden. Otro pensará: “No puedo leer en un cacharro de esos, porque yo estoy diez minutos en la pantalla del ordenador y ya lagrimeo.” No problemo, los e-books usan tinta electrónica, que no cansa más que mirar a un papel.

De toda la vida he sido un ávido lector, tan solo frenaba mi ritmo el desembolso económico que suponían más libros o que un conocido no tuviese libros que llamaran mi atención, por no hablar del pésimo gusto que abarrotaba la biblioteca local. Estos últimos años, antes de mi adquisición de un dispositivo digital, puedo contar con los dedos de las manos los libros en edición física que he leído, por un conglomerado de las razones anteriormente expuestas, sobre todo debido a la actual situación económica y al abusivo precio que se daba a los libros de más de cien páginas. En cambio después de mi compra del Kindle (maldigo a Amazon por su sustancial rebaja del aparato, unos pocos meses después de comprarlo), he leído más libros que en los últimos tres años con la comodidad que aporta llevar una biblioteca en una millonésima parte de su peso.

Otra cosa curiosa es la gente que piensa que por tener un moderno y fashion i-Pad, van a poder leer y leer en él como quien tiene un e-book, con el añadido de poder jugar al Angry Birds cuando su cansada vista no pueda seguir con la lectura. Hasta donde yo tengo entendido, un i-Pad no es multitarea, por lo que, pongamos que quiero escuchar música para ambientar mi lectura. Habría que usar otro aparato para reproducirla, dado que Steve Jobs no pensó que la gente no estaría tan embobada con sus cacharritos como para pensar en hacer dos cosas al mismo tiempo. En cambio mi Kindle, que sirve para poco más que para leer, me permite escuchar mis bandas sonoras favoritas mientras leo épicas aventuras de fantasía heroica (o no tan heroica). Otra desventaja del pisapapeles de Apple, es que al cabo de unas pocas horas, la batería muere, puesto que requiere de una gran cantidad de energía para mantener su coolness. Desde Agosto tengo el Kindle y lo he tenido que cargar tres veces, y mira que leo todos los días.

En resumen, el e-book es el mejor amigo del lector, aunque muchos no quieran darse cuenta.  Sus ventajas suplen por completo, cualquiera de las carencias que quieran inventarse y parece que en España ya se están dando cuenta de que el precio reducido del libro electrónico es su gran ventaja para la mayor distribución de sus productos (aunque haya sido una compañía extranjera la que ha tenido que demostrarlo).

Largos días y gratas noches.

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